«Después me vuelvo sobre mí mismo y me pregunto: ¿quién soy? La respuesta es: «yo soy un hombre». Tengo a mi servicio un cuerpo y un alma, uno en el exterior y la otra en el interior. ¿A cuál de estos dos elementos tendría que preguntar por ese Dios que he buscado con mi cuerpo desde la tierra hasta el cielo, tan lejos como he podido enviar como mensajeros los rayos de mis ojos? Pero más preciso es en mí el elemento interior, puesto, que es él al que se referían todos mis mensajes, de mi carne, como a un presidente y a un juez cuando el cielo y todas las criaturas me respondían: «nosotros no somos Dios» y «Él es el que nos ha hecho».
“San Agustín”
Es verdad que hoy en día el ser católico puede ser objeto de burla y de prejuicios muy severos, muchas veces sin fundamento alguno, pero a pesar de ello soy católico practicante, puesto que nací en una familia católica practicante, desde que recuerdo siempre he asistido a misa todos los domingos.
A lo largo de mi infancia no tuve una formación especial seguramente tuve la misma formación que muchos de los que me están leyendo ahora, lo que me enseño mi madre y lo que me enseñaron en el catecismo. Seguramente cuando crecemos y entramos en la adolescencia, por causa de carecer de los fundamentos de la fe muchos de nosotros desistimos de practicar la fe ya que el propio ambiente hostil nos aleja de la fe.
Ahora bien ¿porque he elegido practicar esta fe? Para empezar diré que como muchos de ustedes he sentido duda de la existencia de Dios, mas sin embargo he sentido con mayor fuerza una sed por saber porque y para que estoy aquí y ni Nietzsche, ni Darwin, ni Freud, ni buda pudieron llenar en mi este vacío solo el ser católico lo lleno.
Para mi ser católico no significa ser santo al contrario significa reconocerse pecador y como pecador buscar la santidad y levantarse del pecado tantas veces como sea posible mientras se tenga vida, para darla a los demás.
El propósito de esta pequeña publicación no es buscar ponerme como ejemplo sino invitarte a reflexionar y buscar dentro de ti a ese Dios que es amor.
«Viendo el mundo también nos damos cuenta que tiene que existir la perfección Suprema. Dios es la Fuente Creadora, es la Verdad Subsistente que contiene en Sí todas las perfecciones y por ello, también por el mundo, descubrimos a Dios ya que es su reflejo. Sólo estudiando al mundo en función de Dios alcanzamos la verdadera ciencia».
«San Agustín».
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